Un MBA en una escuela de elite internacional


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Pero estudiar en estos elitistas centros no es sencillo, aún menos para un español. Ni barato.

                                         Jóvenes brillantes de todo el mundo ponen sus ojos en escuelas como:

Harvard, Stanford, el Massachusetts Institute of Technology (MIT), Columbia, Wharton, Chicago, Kellogg, New York University, Tuck, Fuqua o la Universidad de California.

Estas son las instituciones que repiten año tras año en los primeros puestos de las clasificaciones internacionales y reciben, según los datos de las propias universidades, entre cinco y diez solicitudes por plaza. Los procesos de selección son largos y con una competencia muy dura entre brillantes candidatos de todo el mundo.

Pruebas de admisión.

En primer lugar hay que realizar el Graduate Management Admission Test (GMAT), sobre conocimientos de gestión empresarial.

Esta prueba está regulada por un organismo internacional, el Graduate Management Admission Council (GMAC), y se realiza en inglés a través de Internet. Este test mide dos tipos de capacidad: matemática y lenguaje y escritura analítica.

Para tener un resultado brillante en este examen hay que dominar el inglés.

Otra de las obligaciones del candidato es acreditar su nivel de inglés. En este caso la prueba más universal es el Test of English as a Foreign Language (Toefl).

Además, estas instituciones exigen cartas de recomendación, dos por regla general a los júnior. Lo idóneo es que sean escritas por una persona del mundo de la empresa y otra del mundo académico.

Junto a la documentación que acredita los conocimientos y experiencia, los candidatos deben contestar por escrito una serie de cuestiones que tienen que ver con su perfil personal, sus expectativas profesionales, su actitud, su motivación, sus planteamientos vitales. Además, algunos centros realizan entrevistas personales.

También hay que tener en cuenta que escuelas internacionales establecen unas cuotas de alumnos en cada clase en función de su procedencia geográfica y de su titulación universitaria para asegurar la diversidad en el aula.

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